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jueves, 15 de septiembre de 2011

Remembranza de Ramón Ania Pignol (1951-2008)

Han pasado  tres años  sin él, y sin embargo, aún esta presente en cada uno de nosotros, en nuestras almas  como el gran ser humano excepcional que fue, un hombre bueno en toda la amplitud de la palabra, que siempre ayudo desinteresadamente a todo aquel que lo necesitaba.

Fue nuestro tío,  compañero de aventuras ,en Oaxtepec, Veracruz, en las exposiciones de perros y en las noches viejas en su casa de Cascada de Angel.

Siempre alegre y optimista, compartió con nosotros todas sus penas, alegrías y conocimientos de su profesión de Contador Público, y de su gran acervo musical del cual se sentía muy orgulloso.

Lo recordamos así, siempre contento y haciendo cientos de amigos que estuvieron con él en todos sus momentos. Cultivó este valor a cada instante, no hay duda , muchos lo quisieron. Se gano su plena confianza.

Le encantaban las fiestas familiares. ¡Daba gusto verlo bromear con sus primos Manolo y Pepe allá en el Puerto Jarocho, y organizando actividades  con los sobrinos.

Fue el 21 de agosto de 1951 cuando Veracruz lo vio nacer. Tiempo después se traslado junto con sus padres Ramón y Lita y sus hermanas Graciela e Irma a la Ciudad de México, donde se titulo de Contador Público en 1981.

57 años después el creador decidió llamarlo a su presencia, allá en el Reino de los Cielos, lugar donde ahora goza de una plena felicidad. Contaremos siempre con sus recuerdos, sus vivencias y sus alegrías.

Recuerdo que en el 24 de Diciembre de 1989, en la cena que se realizó en nuestra casa él me dijo: “En cada navidad siempre pregúntate : ¿Qué has hecho bueno en tu vida?, ese para mi fue su mejor legado.


Hace un año que nuestro tío, hermano,,hijo y hombre bueno se ha ido para siempre, puede ser considerado como “Una leyenda familiar”, que vivirá eternamente. Le estamos agradecidos porque nos dejo una gran enseñanza: Lo que significa ayudar sin intereses de por medio y con amor sincero.

Si existe una palabra para definir lo que fue el Tío Ramón: ésa es un luchador, que se empeñó por lograr con esmero todos sus objetivos, porque es verdad que todo lo que tuvo se lo ganó trabajando y luchando siempre.


Su espíritu aún vaga por aquellos rincones por los que frecuentaba. Esta presente en los sueños de cada uno de sus seres queridos, porque más que nada fue un gran amigo, alguien con quien siempre se podía platicar y compartir todos esos momentos buenos y malos de la vida.


Hoy lo recordamos con cariño. Su partida ha dejado una enorme huella en la familia, un hueco muy profundo. Lo extrañamos mucho y le lloramos, pero sabemos que esta bien allá arriba en manos del Creador que seguramente lo tiene en santa gloria.


Finalmente, hacemos alusión a aquella canción que canta Alberto Cortés “Cuando un amigo se va, una estrella se ha perdido, y no la puede llenar la llegada de otro amigo”, y el tío Ramón era así, una estrella que aún brilla y cuyo ejemplo de vida será inspiración para muchos.







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