Quiero estar montada
en mi caballo alazán lucero,
y desde lo alto
ver al mundo cual concierto armonioso y celestial,
jamás me voy de Disneylandia
sin haber montado en su Prince Charming Regal Carousel,
que es esencial para la fantasía de este lugar.
Me gusta cabalgar en todos los tordos,
cada uno de diferentes alzadas,
cada vuelta es grata
cuando vas bien montada,
y a riendas de poesía
un caballo de carousel,
es colosal sinfonía,
que llena la vida
con trotes de inspiración,
y bajo una sublime inspiración,
de tu galopín no querrás descabalgar.
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