Se
me van los ojos
tan
solo de mirar libros,
su
aroma se esparce
por
el sabio porvenir de sus palabras,
la
madura filosofía de su verdad.
Se
me van los ojos
ante
el recuerdo del ayer,
pues
parece que aún lo visualizo,
mi
memoria lo retiene.
Se
me van los ojos
al
toparme con un carousel,
porque
ilumina mi inspiración,
mi
filosofía de vida.
Se
me van los ojos
ante
la remembranza de Elisa,
porque
abrió mi alma
con
el poder de su mirada.
Se
me van los ojos
cuando
admiro la gran potencia de un avión,
son
poemas que recorren los aires.
Se
me van los ojos
en
Mixup, Musicland, Camelot,
mil
discos me atraen
porque
la música es gran inversión
para
la mente y espíritu.
Se
me van los ojos
en
las películas de Debby Rayan,
aunque
le doble la edad,
me
atrae, me mata, me enloquece.
Se
me van los ojos
si
visualizo a una niña bella
montando
un caballo de ciencia,
las
vaqueras son lo máximo,
las
mujeres más auténticas.
Se
me van los ojos
recordando
crónicas pasadas,
añorando
viajes realizados,
pues
los sigo viendo
como
artística fotografía.
Se
me van los ojos
admirando
las joyas vintage
que
el internet suele mostrar,
son
invaluables joyas.
Se
me van los ojos
también
con la Ciudad Blanca,
con
Queretáro y Guadalajara,
es
que no nos damos cuenta...
de
nuestra riqueza cultural.
Se
me van los ojos
con
las sillas de montar,
como
se me antoja cabalgar...
viendo
un mundo más que genial.
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