Una
década prodigiosa,
una
década exitosa
así
la podríamos llamar,
despertó
nuestra imaginación
la
de esta generación.
Mil
anuncios desfilaron
todos
con persuasión y encanto,
despertó
la chispa de la vida,
la
potencia de los muscle cars.
Los
Beatles se terminaron,
más
vino el fénomeno disco,
la
creatividad de la balada,
lo
fabuloso del festival Oti.
Algunos
políticos
de
la raya se pasaron
grabando
diálogos en secreto,
y
sus cintas fueron encautadas.
Jugamos
con Plastimarx,
con
Lili Ledy,
hasta
construímos castillos, naves y ciudades
con
la creatividad de Tente.
Magia,
pasión, enamoramiento,
la
teoría de la fuerza
comandada
por los Jedi,
nacimiento
de Star Wars.
Más
de pronto la pesadilla de Vietnam terminó
en
un mundo de guerrilas,
fuertes
costos dejo
al
poderoso vecino del norte.
En
México, protestas juveniles,
que
nefasto fue el halconazo,
intentando
revivir el 68
1971
se cubrió de sangre.
Pelé
se consagró
en
el Estadio Azteca,
sus
goles de ciencia
dieron
a los cariocas
un
título inolvidable.
Rocky
llegó en el 76
boxeador
de Filadelfia
que
se formó en las calles,
el
Semental Italiano
siempre
con positiva actitud entrenado.
El
Rock And Roll se enlutó
cuando
Elvis en su baño murió,
16
de agosto de setenta y siete,
El
Rey siempre presente.
Superman
llegó de Kripton,
en
Metropólis se quedó,
el
corazón de Luisa Lane ganó,
con
Lex Lutor se batió.
John
Lennon compuso Imagine,
su
más bella canción,
al
mundo trajo emoción,
esperanza,
determinación.
Y
la decáda finalizó
con
el año internacional del niño,
en
la radio sonando
Dacing
Queen con Abba.
Carousel
de emociones,
de
infinitas vibraciones,
así
fueron los setenta
diez
años inborrables.
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