El
potro dorado
me
lleva por el mar un rato,
es
rica la brisa
en
suave trote por la orilla.
El
corcel blanco
venía
Elisa montando,
yo
de ella bien enamorado
Subí
a su lado
en
esa cabalgadura llena de emoción.
Hay
que galopar por placer,
hay
que cabalgar poesía.
El
existir es así,
muchas
veces a rienda apresurada,
otras
tantas a paso lento.
Mi
sueño es galopar,
con
guapa princesa pasear
en
montura de grandeza
por
gran hacienda yucateca.
Cabalgar
tiene algo especial,
es
terapia, sueño y realidad,
nada
es tan bonito
como
una chica en caballo prieto.
Viene
la Vale
en
alazán negro,
eso
será un concierto
para
el corazón literario.
Montar
es un poema,
cabalgar
realización,
un
trote estimula
la
aventura del alma.
Los
carouseles son pasión,
cuacos
dorados,
palafrenes
dorados,
arriba
y abajo,
su
filosofía existencial
siempre
en circulo va.
Qué
tiene el cabalgar...
que
es algo encantador,
mágico
y espiritual,
verdadera
canción de exteriores.
Caballos,
monturas y vaqueras,
preciosos
alicientes
para
literatos de vocación
que
en las cabalgatas se enamoran.
Sueño
con rocines,
sueño
que monto
preciosos
palafrenes medievales
que
mi vida colman de placeres.
Mi
vida es cabalgar,
ser
plena al trotar,
así
mi corazón se alegra,
me
dijo la vaquera Angélica.
La
vi en su caballo café,
mi
alma la empezó a querer.
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