Como una chispa que prende mi existencia,
así te siento,
mi bella y dulce Elisa,
eres vaquera
que cabalga mis sueños
en potro color negro
con silla cristalina.
Porque de mi alma jamás podré apartarte,
hoy te dedico este verso lleno de arte,
pues te quedaste bien clavada en mis centreñas,
no hay modo de olvidarte,
me emborrachaste el corazón.
Verdad es que Dios ya lo sabe
de mis anhelos
para reencontrarte,
porque eres grande
en mi literatura,
eres la musa
que enciende mi energía.
Ojalá que aparecieras
montada en un caballo
de fino color blanco,
con riendas aferradas,
y estribos bien seguros.
Y entonces si que corro a tu lado,
te doy un beso y salto
hacia tu montura.
Ayy, Elisa.....
que fortísima imagen
la que has dejado
en mi vida todos estos años,
por ser maestra
de miradas plenas,
y saber ver el alma
con tus ojazos verdes.
Cabalguemos muy juntitos
por la orilla de un arroyito,
que todo será más bonito
contigo reapareciendo en mis días.
Y si te encuentro
en un bello carousel,
vamos arriba y abajo
bajo el encanto de la filosofía del existir.
Ayy, Elisa
como te extraño.....,
y aunque no seas mi realidad
siempre me voy adorar,
por ser la diva más viva
de los años ochenta.
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