Se
vale escribir,
en
un momento de soledad
para
esclarecer verdades
y
aclarar valiosos puntos.
Se
vale soñar
con
Europa visitar,
desde
España hasta Rusia
en
un moderno Airbus 380.
Se
vale cantar
para
evitar las trampas de la mente,
pues
entonando una melodía
volverán
los pensamientos racionales.
Se
vale llorar
cuando
una amiga muere,
cuando
recuerdas los setenta,
cuando
ves a una princesa Disney.
Se
vale gritar,
si
repentinamente te topas
con
tu actriz favorita,
que
sepa que la adoras.
Se
vale leer
para
la cultura conocer,
muchas
veces se ha dicho
que
un buen libro
sustituye
a la mejor universidad.
Se
vale emocionarse,
al
despegar un jet,
y
desde arriba admirar
lo
bello de cada metropolí.
Se
vale invertir
en
dispositivos musicales,
las
composiciones son amores,
las
obras atemporales.
Se
vale recordar
tiempos
de antaño,
la
mejor manera es cantando
piezas
y anuncios de años de oro.
Se
vale imaginar
cuentos,
fábulas y novelas,
obras
maestras del escribir
que
reflejan historia y sociedad.
Se
vale invocar la magia
que
crece en cada pensamiento,
que
desemboca en las canciones,
en
los relatos y poesías.
Se
vale enamorarse
de
amores platónicos,
que
aunque no sean reales,
si
motivan ilusiones.
Se
vale tener
fabulosos
muñecos de peluche,
pues
son atemporales,
todas
las edades los disfrutan.
Se
vale aventurarse
por
lo hermoso de una playa,
porque
el mar es un coloso
que
inspira magistrales creaciones.
Se
vale reencontrarse
con
aquella niña,
que
con mirada de princesa
a
los ojos te enseñó a mirar.
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