Dos linternas verdes
que mi filosofía
reforestaron,
que profundamente me
enamoraron,
de mi ser no se han borrado,
esas joyas literarias
que han sido tus ojos,
Elisa.
Para mi son milenarios,
Recuerdo grato
de los primeros sentimientos
lindos,
bravos como el mar,
galopantes cual corcel bayo,
dignos de poesía,
de cuentos de tiovivos
musicales.
Me atrapan en cada sueño,
En cada imaginativo vuelo,
y merecen el título
de ojos del universo.
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