Y
sucedió
que
de Elisa me enamoré,
una
lluviosa tarde de noviembre,
mi
corazón palpitaba ardiente,
fue
mi primer enamoramiento importante.
Y
sucedió,
la
inspiración me atrapó
destellando
en mil palabras,
versos,
crónicas y anécdotas
es la ilusión de mi existir,
algo
que jamás de mí se apartará.
Y
sucedió,
que
los zapatos no aprendí amarrar,
más
con mocasines me arreglo,
no
es ningún desconcierto.
Y
sucedió,
que
entre lindas chicuelas me vi,
ellas
son mis más grandes admiradas,
para
mi escritura son muy especiales.
Y
sucedió,
que
tuve un primer amor,
que
estuvo a punto de desbaratarme,
pero
al diablo lo mandé,
fue
un tropiezo, no un fracaso.
Y
sucedió,
que
el carousel redescubrí,
me
di cuenta que es sensacional,
incita
el ansia de aventura,
es
magia, poesía, ilusión,
todos
los disfrutan,
está
pletórico de embeleso.
Y
sucedió,
que
no fui piloto,
pero
sí poeta de los aires,
super
entusiasta de los aviones,
las
vaqueras y el rock and roll.
Y
sucedió,
la
música es mi gran terapia,
en
las madrugadas me es esencial
para
despertar mi fiebre literaria,
mi
alma campirana.
Y
sucedió,
de
Nemo no me despego ,
es
mi pez adorado,
tan
inteligente,
juguetón
y audaz.
Y
sucedió,
la
nostalgia me atrapa,
es
como un software clásico
carente
de actualización,
jamás
olvida el ayer.
Y
sucedió,
sin
los libros no puedo estar,
alimentan
mi alma,
cabalgan
por la mágica sabiduría.
Y
sucedió,
el
Colegio Romera me es básico,
en
sueños se me aparece,
sorprendentemente
agrandado,
con puertas misteriosas.
con puertas misteriosas.
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