Creo en Menudo,
su poderosa alma latina,
sus canciones animosas
dieron vida a los ochenta.
Creo en John Denver,
Una grandeza americana
Pletórica de fascinante
inspiración
Con estilo country
campestre.
Creo en Frank Sinatra,
Quien I Did It My Way,
y esos extraños en la noche
los llevo Under my Skin.
Creo en el rock de los
sesenta,
César Costa con sus
suéteres,
ese ritmo a go-go
y el Ye-Ye de los cuatro de
Liveerpool.
Creo en Fandango,
Jubilosas chicas
regimontanas,
disfruté sus motivantes
letras
en fiestas ochenteras.
Creo en Tatiana,
chica embelesada,
cuanto cantó El Amor No se
Calla,
fue nuestra bella heroína.
Creo en Camilo Sesto,
fans jamás le faltaron,
al príncipe de la canción
dio sus creaciones.
Creo en el Consorcio,
el chachachá del tren es cadencioso,
así que arriba España,
Madrid, Barcelona, Valencia,
Marbella.
Creo en el género ranchero,
que a México da excelencia
internacional,
no es básico para expresar
lo que el alma azteca dice
con decisión.
Creo en Karina,
guapa muchacha ibérica,
la chicuela a go go
española,
de su voz me he enamorado
en centenares de ocasiones.
Creo en los años setenta,
toda una fiesta,
bailando al ritmo disco,
cautivándose con el Festival
Oti.
Creo en Alberto Cortéz,
otro filósofo latino,
ha dicho algunas verdades,
como caminar hacia adelante
y regresar como la marea.
Creo en la Onda Vaselina,
adoro su imagen de frescura,
reboza siempre de juventud,
amo preciosamente sus
líricas.
Creo en la chispa de la
vida,
porque con su ebullición
nací,
es más que una mágica
promoción,
es una ciencia existencial.
Creo en Juan Gabriel,
super estrella juarense,
a quien le nació del corazón
componer para hacer al alma
fabulosa.
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