Admiro
a Stephen King,
su
arte macabro
desarrollado
en el Estado de Maine,
novelista
exitoso,
terror
y suspenso
magistralmente atrapante.
Admiro
a los cirujanos,
seres
de sangre fría,
que
pletóricos de determinación,
realizan
una incisión
manipulando
el órgano afectado.
Admiro
a las vaqueras,
niñas
maravillosas
que
montadas en bellos corceles,
inspiran
hermosa literatura.
Admiro
a Elisa,
una
gran leyenda,
maestra
de miradas,
que
me enseño a leerlas
con
el alma.
Admiro
A JFK,
pues
además de popular
su
liderazgo fue esencial
para
evitar la Tercera Guerra Mundial.
Admiro
a los cubanos,
me
encanta su maestría musical,
que
mezclada con el encanto tropical
al
mundo logra impactar.
Admiro
Star Wars,
filosofía
de lucha,
modos
de enfrentar al Lado Obscuro,
con
héroes y villanos de sorprendente atemporalidad.
Admiro
Angie Vale,
aunque
para mi inalcanzable,
en
el escribir es arte
que
da color y sentido a la belleza.
Admiro
a Winston Churchill,
que
valor, que entereza, que inteligencia,
supo
luchar sin desfallecer,
el
único héroe inglés.
Admiro
a The Beatles,
cada
canción una experiencia,
fabulosa
enseñanza musical
que
sigue en la cumbre.
Admiro
a Ignacio Copani,
fabuloso
canta-autor,
anbiceleste
de corazón,
dice
verdades que impactan
Admiro
a Philips,
coloso
holandés,
genial
marca de rasuradoras,
celébre
en los focos,
genial
en equipo médico,
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