Quisiera
toparme
de
nuevo con Elisa,
cabalgar
su mirada,
la
que hace treinta años
me
enseñó a observar
la
verdadera belleza del alma.
Quisiera
toparme
con
una alegre vaquera,
que
monte con ciencia
un
caballo de sabiduría.
Quisiera
toparme
con
una princesa real,
en
un castillo alemán,
y
tirolés bailar.
Quisiera
toparme
con
la ciudad de Nueva York,
así
de repente,
y
en sus arterias
vivir
la cultura mundial.
Quisiera
toparme
con
José Luis Perales,
juntos
componer una canción
para
promover la armonía internacional.
Quisiera
toparme
con
Angélica Vale,
invitarla
a montar
en
un carousel musical.
Quisiera
toparme
con
el Pato Donald,
para
vacilar un rato
en
idioma plumifero.
Quisiera
toparme
con
el Carnige Hall,
allá
en la Urbe de Hierro,
donde
los conciertos son eternos.
Quisiera
toparme
con
un corcel negro,
galoparlo
con niña hermosa
por
el desierto de Arizona.
Quisiera
toparme
con
Alejandra Amador,
la
princesa del Colegio Romera,
sembrar
con ella
millones
de recuerdos.
Quisiera
toparme
con
una gran biblioteca,
y
no salir de ese recinto
hasta
pasada la media noche.
Quisiera
toparme
con
el Teatro Colón,
escuchar
tango de a montón
para
reforestar las ilusiones.
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