Hay un sin fin de emociones
en estos pintos primaverales,
donde cada alma cabalga
por senderos embelesantes.
Cada vuelta es interesante,
cada sube y baja
prende al corazón.
Todos vamos montados
en las sillas de la atemporalidad.
Porque un carousel
esta presente en cada década,
en cada pensar.
Está pletórico de princesas,
de amazonas y vaqueras
que cabalgan bellamente
sobre caballos artesanales.
Por eso me es gratificante
subirme a sus jacos,
pues encuentro la felicidad
de galopar sin edad.
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