Las princesas y yo

Son seres que amé,
que nunca olvidaré,
mil emociones me dieron,
haciendo a mi corazón,
latir incontrolablemente.


Compañeras de aventuras,
consejeras filosóficas,
el más placentero apoyo,
que acerca a las metas.


Jimena, la del kinder,
la que con tijeras me cortaba,
esas figuras complicadas,
que mis manos incordinadas,
aún no se atrevían.


Alejandra Amador,
todo un amor,
esos ojos verde profundo,
emitiendo chispas de coqueteo,
mis recreos de la primaria,
llenaron de quimeras.


Mayté, de la que siempre se burlaban,
ese pequeño mal,
malos ratos le hizo pasar,
hoy es gran ejemplo,
de lo poderoso de la fe.


En Elisa evoco cada sueño,
niña de rica belleza interna,
sus fulminantes oclayos verdes,
aclararon mis momentos,
dieron luz a mi escritura.


Angeles fue una guía espiritual,
una defensora verás,
siempre viendo por mí,
estrechándome en sus brazos,
y con caricias alentando,
mis éxitos académicos.


Angélica Vale,
la que mi alma aún anhela,
aún sabiendo que muy alta está,
amor platónico,
de pantalla chica,
de grandes histrionismos.


Debby Rayan,
una muchacha maravillosa,
marcada con la estrella Disney,
amo su sonrisa,
eres fabulosa, niña!!!.


La luchadora Lucero,
mi fisioterapista audaz,
mucho la hicé batallar,
este paciente impaciente,
que en su mente atemporalmente la trae.


la tímida Cecilia,
su recuerdo en mi espíritu ha quedado,
famosa por clavarme miradas,
de ésas que en el baúl de los recuerdos,
están ancladas.


Elda me llegó a inquietar,
cual un clavo duro,
en mi ser se encajó,
el enamoramiento fue fortísimo,
que hasta sudaba,
cuando terapias me daba.


Por eso ellas son ángeles,
alientos que decoran la existencia,
sería tan lindo volverlas a encontrar,
a todas juntas,
en un fenomenal parque temático.


Así seríamos armoniosamente felices,
las princesas y yo.