Este fue de los periodos más duros de mi vida, cuando
estando en el kinder alguien sugirió que era conveniente que me viera una
terapista ,debido a que presentaba problemas de aprendizaje . Lo primero que se
le ocurrió decir fue que lo mío era “una cerebro más chico que la mayoria ,cosa
que con el tiempo se fue desvirtuando. visitamos a muchas especialistas ,que al
ver los problemas que presentaba, aseguraron que nunca iba a llegar a
preparatoria, esto nos causó una gran preocupación, después de varias pruebas las supuestas terapistas decían lo mismo.
Y así pasó una temporada en la que estuve sometido a varios exámenes tanto
neurológicos y físicos con varias psicólogas en la calle de Tres Picos en
Polanco, donde me descubrieron algunas otras limitaciones entre ellas la
dificultad que presentaba con las matemáticas.
Una cosa en la que se equivocaron conmigo fue en enseñarme a escribir
con la mano izquierda , y dejar inactiva la otra.
Mi principal problema fue la incordinación manual ,que todavía hoy me
han quedado algunas secuelas pero he aprendido a vivir con ellas y no
representan ningún problema.
Algo que siempre le agradeceré a mi mamá es que haya estudiando la
carrera de Educación Especial por ayudarme a mí, se recibió en 1984 con una
gran fiesta en el Camino Real.
También el Dr. Camargo me ayudó mucho en esta época, de hecho es el
médico que nos ha visto a todos nosotros desde nacidos y amigo de la familia.
Desde chico me han hecho cientos de electroencefalogramas, primero con el Dr. Streker y después con Perrusquía, todo con el fin de
tratar de encontrar eso que llamaban “Inmadurez cerebral” ,finalmente nunca
salió nada , lo que siempre me dijeron era que yo tenía el cerebro más chico
,pero eso no me afectó para nada en mi ciclo de aprendizaje.
Luego de una serie de muchas pruebas, nos encontramos con Dina, una de
las que se dio su apoyo para que yo saliera adelante, con ella aprendí a hacer
la cosa más maravillosa para adquirir cultura: La lectura, con gran paciencia
me enseñó cada una de las letras y así ingresé al maravilloso mundo de los
libros.
Tuve también algunos ejercicios de psicomotricidad con Cristiana y
Lucero, con el fin de aumentar mi habilidad manual.
Para mejorar mi letra estuve haciendo planas durante años en un cuaderno
con márgenes y en cuadrícula grande, porque mi escritura no era buena, es hasta
la fecha cuando he visto mejoría .
Una vez terminada la terapia con Dina estuvimos buscando una buena
escuela para mí, luego de que no me aceptaron en varias, la buena voluntad y
calidad humana del Profesor Romera me permitió penetrar al mundo del
conocimiento por primera vez en su escuela.En ése mismo me mandaron con
Trinidad Berrum a iniciar una nueva terapia, al lado de Mari Carmen, Judith y
Cecilia que, con gran trabajo saqué adelante.
La útlima valoración que me hicieron fue en 1984 ,en la Unidad
Neurológica de Medellín 43 6piso , de ahí en adelante no supe más de estos
exámenes, aunque fui con varios psicólogos más adelante.
De aquellas limitaciones que tuve hoy me han quedado algunas secuelas
,con ellas he aprendido a vivir, como por ejemplo no puedo amarrarme las
agujetas de los zapatos, mi letra no es muy buena, escribo con dos dedos y agarro las plumas de otra manera,
todo esto lo he superado usando zapatos mocasines o con belcro y, escribo en la
computadora. No he destacado nunca en trabajos manuales, pero si en
intelectuales y culturales.
Tengo buen oído para la música y se me casi todas las las letras de las
canciones.
Esos graves errores que cometieron las primeras terapistas conmigo
quedaron borrados el día de mi graduación del bachillerato en junio de 1991 en
que dirigí un discurso a toda mi generación,
ya que yo fui el alumno más antiguo.
y desaparecieron complemente el día de mi Recepción Profesional, aquel
día hasta mi primo Memo lloró de la emoción de verme ya con un título académico
después de toda la serie de dificultades por las que tuve que pasar para llegar
a la gloria.
Me gustaría enseñarles mi título profesional a esas terapistas para que
se den cuenta de que la regaron
gravemente.
Ahora mi mayor reto es encontrar un trabajo en el que haga lo que gusta
y que me permita realizarme como persona, se que con paciencia, voluntad y
empeño lo encontraré, pues confío en la voluntad del creador para conmigo.
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