Natural de Jalisco,
cantante de muchos estilos,
al Rock and Roll se entregó,
valiosas estrellas consiguió,
Con Costa, Vázquez y Guzmán
hizo mancuerna,
fue su compañero de cantadas.
A las niñas bonitas enamoró,
a las perlas maduras desafió,
a las plagas jamás se resistió.
Triunfó como actor,
hasta de anfitrión en la
Carabina de Ambrosio
programa que lo consagró.
Con Llamarada cautivó,
Quisiera lo llevó a ser
romanticón,
nunca tomó clases de canto,
aún así sus interpretaciones
fueron de primer nivel.
Gran talento escénico,
voz con la potencia de miles de
cuerdas
que muy pronto le dieron fama y
presencia,
cantaba hasta ranchero,
y su vozarrón seguía de
manifiesto.
Ser humano de calidad
que en la música brillaba con
facilidad.
Idolo de la juventud de los
60´s,
Bohemio en los 70´s,
y animador en los 80´´s.
Manolo gustaba de cantar,
eso en su rostro se podía
adivinar,
nada lo hacía más feliz
que interpretar una pieza con
pasión desbordada,
llevando al escenario natural
encanto.
A la música entregó su vida
con total devoción,
a su público entregó su más
grande dote
su melodiosa voz.
Siguió su popularidad por muchos
años,
se consolido en su vocación,
pero el destino le cobró,
y el creador a su presencia lo
llevó.
Fue en Octubre del dos mil
cuando un derrame cerebral lo
aniquiló,
entonces a los cielos ascendió,
desde ahí cantando,
el pueblo mexicano lo sigue
recordando,
no se deja de pensar en él,
ya que un grande fue.
Nos quedamos con su voz,
con sus creaciones,
su alma está en la eternidad
donde seguro muy contento
vivirá.
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