Siendo
niño le tuve mucho miedo, pocas veces lo disfruté y reprimí mis
ganas de cabalgar en precioso sube y baja por el mundo de la
imaginación.
Estas
atracciones de carácter clásico y
atemporal surgieron en Europa, más sin embargo fue en Norteamérica
donde han alcanzando su máximo esplendor.
Para mi el
carousel más bonito del mundo es del de Fantasyland, en Disney World
que lo han titulado “Prince Charming Regal”, estrategicamente
ubicado detrás del Castillo de Cenicienta, otro realmente poético
se localiza en el parque temático Great América en California.
París es
una capital que además de ser del amor y la luz está pletórica de
tiovivos.
Fue en 1994
cuando por fin experimenté las mágicas vueltas de un maravilloso
caballito de carousel , exactamente allá en la tierra de Disney, fue
espectacular, grandioso. Me hizo renacer todas mis ilusiones.
Los
sagitarios somos amantes de los caballos, son parte de nuestro
símbolo, así que normalmente quedamos ensimismados cuando nos
topamos con uno , ya que no existe la menor duda de que son
irresistibles.
Los
carouseles representan la más bella y poética filosofía de vida,
unas veces arriba, otras abajo y en cada vuelta una grata sorpresa se
encontrará.
Si bien
gusta más a los adultos que a los niños, realmente carecen de edad.
Todas las décadas traspasan. Son también dignos de admiración.
La
inspiración galopa en ellos, en sus blancos corceles de espíritu
primaveral, en colorados alazanes montados por princesas geniales, en
pintos rosados donde te enamoras en las alturas.
Y así
pasean por la existencia ilimitadamente, terapia motivacional,
alimento y estimulación del alma.
Pasaron 16
años sin tener el embeleso y el placer de pasear a horcajadas de
potro de carousel, hasta que en una visita a la Feria de Chapultepec
me encontré con un tiovivo musical. Entonces se destaparon dentro de
mi ser todas esas represiones infantiles, monté con determinación
un mustang de colores sintiéndome el gran vaquero del universo, y a
mi lado miles de niñas bonitas gritando Yehaaa, yehaaaa, arre
caballito....
Desde áquel
día ese carousel me es esencial para escribir mi literatura de
cuentos de hadas y doncellas heróicas y poemas que suben y bajan .
Las calesitas como también se le conocen en Argentina, son
fabulosas, llenas de arte e ingenería, de grandiosas luces y
combinados con música nos incitan al romance.
Como
quisiera tener mi propio carousel !!!!, enclavado en un jardín de
poesía y de rosas esplendorosas. Cada noche volar en un penco
distinto hacia el reino de la felicidad.
He soñado
así mismo con una idea genial: Fundar un parque temático llamado
Carouseland, carouseles de diversos tamaños y estilos con distintos
efectos mágicos.
Pero
mientras esto pueda ser realidad, seguiré disfrutando del Carousel
Musical de Chapultepec Mágico, tal vez un día aparezca Elisa en
gran palafrén, y juntos cabalgaremos la fantasía, la verdad y la
bondad.
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