Desde siempre me han llamado la atención los caballos,
maravillosos animales que tienen la fuerza y la temple para correr con
libertad, tal como debe ser la vida.
El montar a caballo ofrece una excelente visión de la naturaleza, ya que
se entra en contacto con ella y pueden experimentarse absolutamente todos los
sabores y olores de la misma.
Yo no he experimentado aún esta sensación, pero espero pronto tener una
nueva oportunidad de poder sentir y ver el mundo desde el lomo de un corcel,
porque estoy convencido de que va a gustarme mucho.
Mi intención es aprender a cabalgar simplemente como diversión, como
recreación y como una terapia para olvidarme de las tensiones diarias.
Mucha gente me ha dicho que “montar es muy bonito”, es muy relajante ,por supuesto conlleva sus
riesgos, como todo en este mundo, pero bien “vale la pena intentarlo”, pues si
se observan las medidas de seguridad adecuadas no veo porque no hacerlo para pasar un rato agradable y
sintiéndose “libre”.
Es una actividad muy apasionante y terapéutica ,nos permite alejarnos un
buen rato de la vida cotidiana , aliviar nuestras tensiones y divertirnos de lo
lindo.
Cabalgar es irresistible, es encantador porque el trote de un potro es
algo natural, sin ningún motor ni fuerza externa que lo empuje. Se mueve por su
propio ritmo, lo cual nos estimula y cada vez queremos más.
Ahora bien, esto de montar según dicen los que saben que no es tan
complicado, sólo es cosa de piernas y conducción para dirigir al cuaco y por
decirlo de alguna manera jugar con él.
Hay miles de disciplinas ecuestres: doma clásica, vaquera, salto ,etc,
pero lo que muchos hacen es trotar por placer, por pasearse a lo largo de una
playa, sendero o pista.
He visto que son más chicas jóvenes y mujeres la que gustan de “Montar a
Caballo”, serán que son más valientes y atrevidas que los hombres. A ellas se
le conoce como “amazonas” o “vaqueras” y a los hombres jinetes.
Es muy agradable ver a una vaquera guapa disfrutando de la monta , si
tiene buena piernas las lucirá en los estribos, lo que la hace verse sexy.
Sillas de montar hay muchas, y hay que buscar un estilo común al que uno
se acomode. Lo que hay que tomar en cuenta es que el estar sobre el lomo de un
caballo nos dejará a una distancia considerablemente lejana del suelo.
Para montar en forma natural hay que colocar una pierna en el estribo
derecho, y girarse para el otro lado, después tomar con fuerza y confianza las
riendas y estaremos listos para iniciar esta experiencia maravillosa.
Podremos marchar lento, trotar o galopar según la práctica que vayamos
adquiriendo, y esto nos dará confianza para disfrutar mucho más cada momento
con el caballo.
Montar nos recrea el espíritu y la libertad además de hacernos sentir
bien.
Porque cabalgar y viajar son dos excelentes maneras de descubrir nuevos
mundos y poner nuestro cuerpo con la armonía del caballo.
Así que ¡Hi Silver!, ¡a montar y disfrutar!.
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