La música es esencial
para el alma animar,
sabemos que no desaparecerá
mientras exista la humanidad.
Bálsamo para los ánimos,
Himno de reencuentros,
Es un carousel precioso
Que galopa al ritmo de la existencia.
Tomás Alba Edison
hizo realidad la grabación,
con discos de pasta,
la música sonó con firmeza ,
haciendo una gran fiesta,
el fonógrafo había nacido.
El disco de 78
fue todo un rollo,
pesado y quebradizo,
sin embargo era bonito.
Columbia desarrolló
el acetato de larga duración,
treinta y tres revoluciones
en las emociones musicales.
Este disco se tocaba
Con agujas especiales,
que cuando se resquebrajan
todo el huateque arruinaban.
Muy barato resulto
el formato de cuarenta y cinco,
una canción de cada lado
para jóvenes no adinerados.
El popular cassete
Philips lo vino a proponer,
en los años sesenta,
y en los setenta se puedo grabar
en cintas de sesenta y noventa.
Llegó el ocho tracks,
No fue muy popular,
el cassete siguió ascendiendo,
y el walkman en proceso.
Comenzó la digitalización
en el año setenta y dos,
once años después
Sony y Philips presentaron el CD,
bajo este principio
que los sonidos hizo más bonitos.
El Digital Audio
mató sin piedad
a los lp´s y cassetes,
en un mundo de olvido los enterró.
Corría el año 99
cuando mágicamente
nació Napster y el MP3,
los primeros CDS vírgenes,
R y RW.
A principios del 2003
nos llenamos de recuerdos.
las melodías que antaño nos apasionaban
se recopilaban en fabulosas colecciones,
nuevamente nuestras almas conquistaban.
Y muchas disqueras hicieron presencia
en esa fenomenal idea,
de remasterizar la gran música de nuestras vidas.
Spotify se presentó
Buscando juntar
lo maravilloso de lo musical,
todos los estilos presentes,
a precio accesible
con un sonido sorprendentemente mágico.
Pero aún nos pega la nostalgia,
El gusto por lo vintage,
Así solemos conservar
muchos formatos de la antigüedad,
que estamos seguros no se repetirán.
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