Recuerdos de Elisa

Yo te conocí
el 30 de noviembre de 1984,
y mi corazón gran salto dio
pues experimenté lo que era el amor.


Me enamoraste
con una inmensa llama,
sensación espiritual
que aún reconforta mi alma,
a mi aquí y ahora da sentido.


Y es que tu resurges
en mi mente cada abril,
cual bello ayer
que ilumina cada amanecer.


Fueron tus pans deportivos
los que me causaron grata impresión,
tus ojos me dictaron una verdad:
las de las almas bien abiertas.


Me miraste con decisión,
y mis cinco sentidos cautivaste,
tu imagen me es sumante importante
mi chicuela clásica.


Sueño con reencontrarte,
en una fría noche de invierno,
en un cálido atardecer jarocho,
en el fantástico sube y baja
de unos mágicos caballos
de un precioso carousel musical.


Treinta años sin verte,
y mi sentir aún te anhela
porque eres como princesa,
que alienta mis deseos,
como amazona,
que por mis centrañas galopa.


Focos de colores
que mis pensamientos prenden,
musa atemporal
que mi literatura no puede abandonar.


Tu vestido blanco 
atado a mi sentir va ,
parece que antaño vuelve
cuando recuerdo
el filosófico bien que me hiciste.


Corres en caballo de plata
por las venas de mis ayeres,
bien mereces mi fina niña
ser un lindo vintage.


Porque Elisa
has sido mi medicina,
mi más valioso regalo de vida.


Nota: La foto es una niña me me recuerda mucho a ella.