Poema para Ceci

Niña callada,
de sonrisa que el alma taladra,
tímida, pero pendiente,
de cuanta cosa pasa a su alrededor.


Amantes de muñecos de peluche,
tan tierna y dulce,
fácil de acariciar,
linda amistad.


Tuvó chispa,
misma que logró impactar,
porque no obstante su silencio,
fue muy atractiva.


Compartimos tardes de terapia,
canciones largas,
en la unidad neurólogica,
en Bosques de Moctezuma 152.



Como extraño su mirada,
esa que mis llantos acalló,
pues no existió ninguna duda,
yo era de su predilección.


Una muñeca sentimental,
asi fue Ceci,
lágrimas jamás dejó de derramar,
cuando una pena la sobresaltaba.



Sus ojos expresaban destellos,
ardían de amor,
al estilo de una princesa medieval,
que ve su alegría en su valz.



Conmigo se identificó,
con los líos de matemáticas,
con mi creatividad manifesta,
y mi risa desenfrenada.



Lindos años a su lado,
me enseñaron la verdadera esencia,
del lenguaje sin palabras,
porque las señas también son valiosas.



También en mis pensamientos aparece,
esta mujer que fue muy especial,
que al espíritu supo llegar,
con el simple arte de mirar.




Desde los ochenta y tantos,
que de Ceci no sé,
de mis días se escabulló,
como marea que repentinamente desaparece.



No obstante, mis anhelos aún alimenta,
con la gigante ilusión,
de volverla a contemplar,
su belleza interna y externa.



Ceci, en mis días seguirá siendo poesía,
una portentosa inspiración
que llena todo mi entorno,
has sido un amor callado,
con la ternura de la tímidez.