Oh Chevelle,
un auto que siempre recordaré,
cubrió de recuerdos mi niñez.
Oh Chevelle,
poderoso Muscle Car
para por los recuerdos de los setenta pasear.
Oh Chevelle,
grandiosa máquina,
de potencia legendaria,
hoy muy añorada.
Oh Chevelle,
gran clásico,
el fabuloso familiar,
todo lo aguantaba
aunque mucha gasolina tragaba.
Oh Chevelle,
de mi mente no te apartas,
eres cual hiedra vintage,
como poesía de bello poder histórico.
Oh Chevelle,
joya automotriz,
pletórico de remembranzas,
de esos queridos setentas.
Oh Chevelle,
hasta en la publicidad fue grande,
en sus modelos elegante,
en su andar determinante.
Oh Chevelle,
si me topo con uno
seguramente lloraré,
pues activa mi memoria de antaño.
Oh Chevelle,
el Mid-Size de Chevrolet,
bellamente señorial,
con sus asientos corridos.
Oh Chevelle,
más valor sentimental
de un decenio que fue grande
en la industria automotriz.
Oh Chevelle,
ya hasta en escala lo han fabricado,
porque su atemporal legado
presente siempre lo tendremos.
Oh Chevelle,
también inspiras
la poesía del ayer,
porque tu interior
evoca la bella nostalgia.
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