Elisa, niña de mis ojos

Elisa, niña de mis ojos,
resurges cada noche,
cual flor que renace
en suculentos aromas.


Elisa, niña de mis ojos,
cuando a veces decaigo,
tú eres el ave fénix
que hace resurgir los ánimos.


Elisa, niña de mis ojos,
sigues en mi mente clavada.
Pareciera ayer
cuando me enseñaste a mirar.


Elisa, niña de mis ojos,
has sido una gloriosa chispa
que denotó mis objetivos de vida.
Dejaste tu huella
marcada con tinta indeleble.


Elisa, niña de mis ojos,
fueron tus pupilas verde mar
las que mis ansias alborotaron
en conjunto con tu vestido blanco.


Elisa, niña de mis ojos,
has sido mi lidereza espiritual,
porque desde el corazón educaste
a mi tierna alma.


Elisa, niña de mis ojos,
de mi alma te fugaste,
desde entonces sueño
con tu sorpresivo encuentro.


Elisa, niña de mis ojos,
logaste hechizarme,
y emborrachado de emoción
a tu estrella me sigo aferrando.


Elisa, niña de mis ojos,
corres en cada uno de mis escritos,
como gacela imparable,
como un rayo de luz.

Elisa, niña de mis ojos,
alimento de motivación,
basta tu recuerdo acariciar
para volver al buen camino.


Elisa, niña de mis ojos,
muy valioso joya,
que dentro de mis mares ha quedado
como marea que no se aleja.


Elisa, niña de mis ojos,
en mi musa literaria
te has convertido,
heroína de versos embelesantes,
maestra de inolvidables crónicas.