Canción de Veracruz

A esos alegres jarochos,

que reciben al fuereño y extranjero,

sin ánimos de discriminación,

dedico esta atenta canción,

es el Puerto del Amor.

Dónde Lara escribió,

sus versos a la mujer,

un sincero homenaje,

a la vida de ésta ciudad,

de altura y tradición.

Admirables son sus muchachas,

tan bravas y valientes,

y aunque pegue el norte,

en la Parroquia nos metemos,

contamos unos chistes buenos,

al tiempo que nos zampamos,

una zaraza, un tirado y un lechero chico.

Hasta en la playa se puede andar,

en compañía de una sublime costeña,

para dar entrada a lo precioso del alma.

En ambientes musicales,

nos tocarán al Santo,

diciendo alguna que otra frase alvaradeña,

nada se salva de sus dedicaciones,

incluida seguramente una mentada de madre.

No se olviden de los portales,

con sus bien amadas tortas,

y sus menjules bien cargados.

Es la tierra del abuelo ,

jocoso y dicharachero,

también la de mi madre,

donde su infancia feliz pasó.

Buenas pachangas ahí organizamos,

en el Casino Naval la armamos,

con una guerra de servilletas,

y el Viejo de la Noche Vieja,

representado por Alejandro.

En Veracruz inició mi primer amor,

en el mismo lugar sus fotos rompí,

evitando una amarga infelicidad,

que en un hospital me hubiera tumbado.

Siempre al calor del mar,

mis experiencias escribiré,

y bajo la inspiración de Agustín,

a mis amantes sorprenderé.

En ese paraíso tropical,

los sueños evocan,

 se convierten en algo esencial,

porque la costa mueve lo espiritual.

Veracruz, deseo tu paz,

tu grandiosidad mundial,

que la flama del flaco no se extinga,

y tu ambiente festivo prevalezca.

Eres la cuna del romanticismo,

vestida de marimba y palmera,

con la elegancia del danzón,

y el farolito de la esquina.