En julio de 1999
tuvimos otro motivo de celebración en la familia Piedras , la prima Loli
anunció su boda con Octavio ,mejor conocido como Travis, supimos que era
oriundo de Córdoba, y que se dedicaba a negocios de café .
Yo
llegué de Veracruz el viernes anterior, ya tenía tiempo de no ver a mis papás.
La
ceremonia se llevaría a cabo en una majestuosa residencia ubicada entre Córdoba
y Fortín que los tíos habían alquilado, ahí mismo nos hospedaríamos.
El
recinto sede de la boda sería “La Casa Azul” ,de estilo de los años 70 ,con
muchos cuartos , una gran sala central , una cantina ,alberca, cancha de tenis
y un jardín principal donde se realizaría la recepción.
La
residencia estaba atendida por un matrimonio que nos atendió en todo lo
necesario, tuvimos que decidir como ibamos a dormir, ya que la oferta de las
habitaciones era muy amplia, todas incluían un baño.
No
tardaron en llegar los maestros para instalar la carpa y los arreglos
preparativos de la fiesta, una lona blanca para cubrir las mesas y una pista de
baile .
El
tiempo amenazaba con lluvia y por momentos pensamos que pudiera echarle a
perder la fiesta a los novios, pero por fortuna nada paso.
Esa
misma noche fuimos a la casa de los Tíos a ver como iban las cosas. Nos
encontramos con una casa llena de regalos , y toda la familia del Tío Reynaldo
ya estaba presente, lista para la pachanga.
El
auto que transportaría a la novia ya estaba listo con su moño blanco afuera,
sería el mismo Intrepid que llevó a Mayra a la iglesia, por algo permaneció en
esta familia.
Llego
el día esperado, nos despertamos temprano desayunamos muy bien en el comedor de
la Casa Azul, yo repasé nuevamente las palabras que iba a dedicar a Loli y
Travis discurso que no puede pasar en
limpio, pero así lo leí.
Esa
tarde comimos en el portal, luego nos fuimos a descansar un rato . A la hora
convenida salimos rumbo a la iglesia por el estrecho camino desde la Casa Azul
hasta la sede religiosa.
El
Intrepid Blanco llegó casi al minuto, la tía Pilar le abrió la puerta a Loli, y
ésta salió con muchos ánimos. Atrás de ella llegaron sus padres, el Tío
Reynaldo se veía sonriente a pesar de su avanzada enfermedad.
Cuando
la misa terminó ,nos dirigimos de nueva cuenta a la residencia de la fiesta. A
nuestra llegada ya todo estaba dispuesto para la gran pachanga.
Se
inició el baile. Loli y Travis bailaron su primera pieza ,que fue “You´re Still
the one” “Continuas siendo el único”, seguido de otras piezas románticas.
Por
fin me toco entrar en acción, les dije mis palabras a los novios terminando con
aquella frase de mi abuela Lita “Que la llama de su amor no se extinga nunca”,
les gusto mucho y lloraron. Les regale el escrito, el original ,escrito con
mi característica letra sin poderlo
pasar en limpio. Así les gusto
El
conjunto musical estuvo bastante bueno, ya que tocó de todo, especialmente me
gustó unos popturri de Timbiriche y Flans que todos los conocedores bailamos
Si
alguien fue la figura de la noche fue Roberto Valladares Piedras, que se le pasó
bailando con cuanta niña se le puso enfrente, no paró para nada.
No
perdí la oportunidad de bailar con la novia, mi querida prima Loli a la que
también le debo mucho de lo que soy, fue un baile romántico que me costó algo
de trabajo.
También
la Tía pilar le entró con ganas al guateque ,se la pasó tomando tequila y
bailando por toda la pista todas las piezas españolas que el conjunto
interpretó.
Mis
papás y yo nos salimos primero de la fiesta, Ricardo se quedó más tiempo. Aún
estado en el cuarto se oía la música ,que terminó casi al amanecer.
llegó
el momento del adiós de los novios, el que más lo sintió fue el Tío Reynaldo,
pero como ya he de dicho “Hay que saber dejar ir”, por lo menos Dios le
permitió ver a sus dos hijas casarse.